sábado, 26 de noviembre de 2011

Solitude (II)

Sí, es verdad. "El amor no es relleno para el vacío de la soledad." Y nunca puede serlo, porque se necesitan mutuamente. El amor -léase siempre también "amistad"- se acerca a la soledad con delicadeza, la toma con manos suaves para limar las aristas de la amargura y hacerla más humana. La soledad, por su parte, le recuerda al amor su dignidad: que no está hecho para este mundo, que el tiempo y el amor se contradicen, pues sus ansias son eternas. Ese resquicio, inaccesible, de la soledad es un apertura a la trascendencia.

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