lunes, 26 de diciembre de 2011

Solitude (IV)

Había pensado escribir algo sobre la Navidad y la soledad, pero no sabía muy bien cómo hacerlo. Pero, vaya coincidencia, mi padre me ha enviado lo que ha escrito Ernesto Ochoa, un columnista de "El Colombiano" que realmente me gusta, por Navidad. Así que a él me remito: Ese olor a musgo.


Para los que andan con prisas, un fragmento:

"Tal vez no haya mejor símbolo de la soledad que un niño recién nacido. Símbolo de la soledad y el desamparo que significa ser hombre. Ahí, en ese primer quejido mínimo, arranca toda la historia de abandonos y búsquedas, de urgencias e incertidumbres, de ternuras y de odios, de amores y de violencias, de llantos y de alegrías que acompañan la vida del hombre sobre la tierra. Todo nacimiento es milagro y tragedia. Y tal es la Navidad: un milagro que redime la tragedia de nuestra soledad".

sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!


Me han enviado esta felicitación electrónica, que mola mogollón y que no me he resistido a compartir con vosotros. Los que habéis seguido la JMJ la sabréis apreciar en todo su esplendor.

¡Feliz Navidad a todos!

Y a modo de regalo, os dejo esta canción, de Angelika, una artista colombiana (de Medellín, ¡encima!) que rápidamente ha encontrado su voz y un estilo propio. Mucha música, mucho arte. Un gran logro que ella ha llamado con gran acierto "caramelo folk" y que cada vez va cautivando a más personas. Este es su caramelo navideño, "Mi favorita".

viernes, 16 de diciembre de 2011

(Mal)Versión

(Una versión, que EGM no me perdonará, de un poema suyo: "La vocación")

La vocación

¿Por qué escribir con gozo si la ira
es fácil, la publicaría gratis,
y tendría lectores? La respuesta
es sólo esta pregunta, cada noche.

martes, 13 de diciembre de 2011

Operación Navidad



Me temo que no hablo tanto de Colombia como debería. Y a veces me incomoda mi silencio ante los secuestros y la reciente muerte de unos secuestrados. No me es indiferente. En absoluto. Pero es más cómodo -¡más vil!- evadir la realidad. Y no es eso lo que quiero realmente. Así que siempre es momento de recomenzar, más ahora, en Navidad. Así que aquí os dejo una campaña del Ministerio de Defensa colombiano del año pasado que ganó un premio a la eficacia y otro a la mejor campaña de valor social. Una muestra de que aún hay cabida a la esperanza y que las armas nunca son la solución, ni siquiera para combatir el terrorismo ("¿por qué en lugar de luces no fueron bombas?" se preguntarán algunos, que sólo saben responder con odio). Al menos jamás es la definitiva. Una prueba, cuanto menos, de humanidad, de una profunda comprensión del alma humana, que jamás puede sentirse plena de revolcarse en el odio; es entender que también los terroristas son personas y que en el fondo de su ser yace un foco, quizá tan pequeño como un haz de luz, en el que aún cabe la redención. No es cuestión de ingenuidad, a veces es diálogo no basta y hay que buscar otras alternativas, pero nada mejor que creer en las personas para sacar lo mejor de ellas. ¡Si no se nos olvidara con tanta frecuencia...!

lunes, 5 de diciembre de 2011

Solitude (III)

Que no nos faltes, soledad, pero que no nos falte vivirte en compañía. Que no nos faltes, soledad, primera interlocutora, pero tampoco nos falte con quién hablar de aquellas cosas que nos revelas a tus amigos. Estar contigo es un deleite, pero caminando con otro hacia tu morada.


SONETO VII
John Keats


¡Oh, Soledad! Si he de morar contigo,
que no sea entre este hacinamiento de oscuros edificios;
sube conmigo la escarpada senda,
y llegando a esa atalaya de la naturaleza,
veremos, en la distancia, como un pequeño espacio
donde el valle acrece su verdor y el cristal de su río;
que tenga tus vigilias bajo el fino ramaje,
allí donde el ciervo con su salto tan leve
asusta de la dulce campánula a la abeja.
Pero, aun gustando de compartir contigo esas escenas,
la plática con un ser puro cuyas palabras
espejan una mente exquisita, es mi mayor deleite,
porque, sin duda, la dicha de la tierra reside
en dos almas afines que vayan hacia ti.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Desvaríos sobre el espacio y el tiempo


Hoy cumplo tres años en Pamplona. No es mucho, quizá, pero es el 25% de mi vida consciente y el 100% de mi vida plenamente consciente. Es difícil explicar lo que esto significa, así que no lo intentaré. Es un punto intermedio, a veces contradictorio (no sólo para mí).

Y bueno, puestos a consideraciones temporales, me acabo de dar cuenta de una perogrullada, que también tiene su aquél: estamos en el comienzo del fin del 2011, lo que significa que desde este año llevo más tiempo viviendo en el siglo XXI que en el XX. No sé qué pensar, pero produce un poco de vértigo. Es, también, un punto intermedio, contradictorio.

Un extranjero en el espacio y el tiempo, anhelando una patria definitiva.