viernes, 25 de mayo de 2012

Dżem

Dżem, un gran descubrimiento de la música polaca contemporánea. Aquí os dejo: "Ballada o dziwnym malarzu", es decir, "Balada del pintor extraño". Gran canción.



Empty pockets and bag full of dreams,
Here's a strange painter, who had been here.
Everyone knew him, knew that:
He sold his soul to the world a hundred brushes.

He did not trust people and you probably also
Too much pain he suffered, too many tears shed.
Nourished by contempt and thrown penny,
Often, sitting here, he wanted to sell the paintings.

Whoever has a buy now?
Do not you see, turn left, you want to go.
And maybe, just when you see them
You will find the weakness of their dreams and shine.
Who knows?

Life turned in his sleep,
Getting lost somewhere along the way and the truth of its meaning.
By the end of the weigh and knock there,
Where to now white paint painting ever.

Who will buy even one day...

domingo, 20 de mayo de 2012

Una brizna de hierba

 

Nada como saber maravillarse antes las cosas pequeñas, dice Christian Bobin. Nada como amar la pobreza y admirarse ante lo mínimo: El sonido de un radiador, un árbol que de repente se vuelve único, la danza de una araña, las palabras de un niño, una brizna de hierba, el verso de un poema, el olor de los lirios, la lluvia, los tulipanes. “Me alimento de lo que el mundo descuida”, vuelve a decir Bobin, en Autorretrato con radiador. Y es que recibir el don que nos ofrece cada una de esas pequeñas cosas es, en definitiva, beber la felicidad más plena en un gota de rocío. Que las cosas ordinarias nos llenen del gozo que engendra la belleza. Eso es saber contemplar. Y para contemplar hace falta la mirada de un enamorado. Una mirada performativa. Un mirar que a la vez se sabe mirado, porque al saber ver lo mejor de los demás (también de las cosas pequeñas), se siente embriagado de esa presencia. Bobin lo expresa maravillosamente cuando afirma (y qué luz me ha dado lo subrayado): “Con sólo una mirada a los tulipanes me siento tonificado. Saboreo así lo mejor de la vida conyugal: cuando el otro, contagioso de sí mismo, transmite su alegría sin tan siquiera darse cuenta”.