Hace poco alguien me escribía una carta que terminaba diciendo: "Nuestras cartas son mejores que nosotros mismos". Una flecha que me dio en el blanco, porque en esa frase está toda mi arte poética, la justificación del por qué escribo y lo que subyace en este blog, en mis cartas... y si vamos un poco más allá, en toda mi vida.
Si le preguntáis a mis amigos de siempre os dirán todos que vivo de ideales, que sueño con sembrar esperanza (y que además, ay de mí, me lo creo). Muchos incluso lo admiran y me sorprende que no son pocos los que aún me dicen, lo copio de un email de esta Navidad, "espero que aún estés queriendo cambiar el mundo".
Si le preguntáis a mi almohada quizá os diga otra cosa. Quizá os decepcione. Y es que me he dado cuenta que cuando escribo voy haciendo de mí un yo más perfecto, voy buscando respuestas y acercándome a ese ideal de vida que trasciende la literatura. Cuando hablo con los demás creo que me pasa lo mismo. A veces, ser cínico es más fácil. E intento superarlo dejando esas siembras de esperanza, de idealismo, de sentido.
Por eso sabed siempre que mis palabras, escritas o habladas, son mucho mejores que yo misma. No creo que sea un engaño, es parte -la mejor parte- de lo que soy. Al fin y al cabo, ya lo he dicho varias veces en blog, al escribir no busco más que dar un poco de luz y encontrar, a su vez, esa luz para mí misma: la lucidez que necesito para vivir día a día con una sonrisa y no el lucimiento de un prosa o una poesía perfecta (que, reconozcámoslo, está muy lejos de mi talento). Si escribo no es porque crea que el mundo deba escucharme, sino porque creo el oficio me hace un poco mejor, me llena de razones, me hace detenerme, me ayuda a mirar. Y así, poco a poco, quizá logre ese cambio, deje ese huella. En todo caso, este post también es una muestra de todo esto.
Y disculpad si a veces sale ese yo, más pobre e imperfecto, si a veces me sale un grito desesperado. Con dice la frase latina: "Aliquando bonus dormitat Homerus", hasta el bueno de Homero dormita alguna vez. Y a veces el corazón busca escapatorias, se siente en su derecho de echarse una larga siesta de una buena vez. Cuando escuchéis ese grito, cuando penséis que "no soy esa", sonreíd y pasad de largo, que tengo buenos despertadores.
Mientras escribía esto me he acordado de un poema de Enrique García-Máiquez que, en realidad, expresa mucho mejor lo que sólo he sabido decir a trompicones.
Poética
Palabra tras palabra,
sin prisa, voy forjando
un personaje mío
que es yo mismo:
un yo máximo
sin defectos o apenas
con aquéllos simpáticos,
que logran que el lector
me sienta más cercano.
Pero los otros, éstos
que me avergüenzan tanto,
pienso que los corrijo
a fuerza de callármelos.
Escribir es cribar;
desde luego mis fallos,
pero también mis temas,
mis tonos, mis hallazgos...
Dejar sobre el papel
tan sólo a un hombre sabio,
y bueno, parecerme
a ese hombre con los años.
Toda escritura nos embellece de algún modo, lo importante es que el que escribe no acabe por creerselo del todo.
ResponderEliminarSupongo que es por esa razón por la que también leemos, porque queremos llegar al listón que ponen los otros.
Hay algo mágico en todo esto de la lectura y la escritura.
(Por cierto, debo confesarte que has conseguido que me enganche a Máiquez, no sabes cómo!)
Escribe porque te gusta y divierte, ná más. Al menos es lo que yo hago... jejeje (sin ponerme como ejemplo). Me ha gustado mucho, escritora. Un saludo, Rafa.
ResponderEliminarMarcela, maja, ¿no hay un principio en la filosofía parecido a "lo imperfecto no puede dar lugar a lo perfecto?"? Vamos, que un ser no puede causar algo superior a sí mismo... Creo que es Metafísia la cosa...
ResponderEliminarEn realidad, comprendo perfectamente lo que quieres decir. Pero, como los exámenes me ponen de mal humor, sólo quería fastidiar un poco. ¿No te enfadas, verdad? ¡Porfis, porfis porfis!
Raquel, en la biblioteca está "Casa propia", te lo tienes que leer. Es genial!
ResponderEliminarRafa, no creo que sólo escribas por pura diversión, aunque suela estar presente. ¿Te acuerdas de Rilke y la escritura como necesidad? Al menos a mí, a veces me resulta todo menos divertido (aunque también suela estar presente), incluso a veces es un poco violento, ¿no?
ResponderEliminarBaarry, por supuesto que no me enfado, jajaja. Ya sabía que lo hacías por picarme, ja!
ResponderEliminarCon que de exámenes... También hay una ley de Murphy que dice que si algo puede ir mal, irá mal.
Es broma, ¡ánimo y suerte!