sábado, 23 de octubre de 2010

¡Absurdo de mí!

Sentados. "Tête à tête".

—¿Alguna vez has querido hablar de algo con alguien y no encuentras con quién?
—Uh huh...
—¿Qué es el blog si no es esto? Una pretensión de diálogo (semioculto, enmascarado) con nosotros mismos, una construcción de ese otro, que es un otro-yo -un superyó-, una farsa con la que pactamos porque sin ella no podríamos vivir, porque escribir es una necesidad y no podemos no comunicarnos.
—Uh huh...
—Una búsqueda de sí mismo, un anhelo de comprensión, porque para ver hay tomar distancia y esa distancia es alteridad, diálogo, escritura...
—Uh huh...
—No es sólo una cuestión de poner en limpio un caos de pensamientos, que sí, sí, también -más aún si el sentimiento de caos es habitual- pero quizá responde más a una tradición ancestral (que se remonta a conversaciones peripatéticas) arraigada en esa necesidad tan humana de hablar de lo más profundo que se lleva dentro.
—Uh huh...
—San Agustín, un hombre sediento, también lo hacia en los Soliloquios. Y escribía porque hablar con Dios es mucho, pero necesitamos materializar todo eso en otro tipo de diálogo que sólo se da en unas pocas -¡poquísimas!- ocasiones y creo que de algún modo siempre las estamos buscando... Cuando ese momento se da, querrías que nunca se acabara.
—Uh huh...
—Pero a todos nos cuesta encontrar ese quién, ese momento, esa ocasión... Con los temas para algo distinto, porque con ellos vivimos y luchamos constantemente, se identifican con nosotros, nos hacen y deshacen. ¿Qué es el blog si no esto? Un escape. Sin valor alguno ni interés, algo casi ilegítimo. Los soliloquios deben permanecer en lo más personal, las confesiones en las iglesias o en la intimidad de una conversación.
—Uh huh...
—Y entonces, ¿por qué la blogosfera, donde aterriza cualquiera sin piedad? Bueh... Al final, todo es un constructo poco sincero, un espejo al que me asomo de cerca buscándome de algún modo y en el que sólo queda mi aliento, no mi imagen. Sólo un aliento, el vaho sobre el que después escribo.
—Uh huh...
—Psee... Como una tabla de naúfrago. En sí misma no sirve para nada y nadie, más que el náufrago, se aferraría a ella.
—*sigh* Y aunque sea una basura hay que aferrarse a algo, ¿o qué?
—Uh huh...

4 comentarios:

  1. Entonces, los Soliloquios, los Diálogos de Platón, la Summa Theologiae... ¡Son los precedentes de los blogs! Marcela, te mereces el Nobel de literatura. Me quito el sombrero. Je.

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  2. Quizá en los blogs esté más presente el yo, en un plano mucho más evidente, más "descarado". Un no sé qué ego-ísta, que no es egoísta. Por eso no es un diario privado.
    Suena un poco aventurado lo de los precedentes de los blogs, pero creo que no se aleja demasiado. La diferencia, muy a pesar, es que esto no es más que "mi" tabla de náufrago, mientras que aquéllas lo son de mucha gente. Su universalidad es la diferencia. Al menos hablando de Camelot. El tuyo, el de Pablo, el de Raquel, el García-Máiquez... son otra cosa, otro nivel.

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  3. Je, Marce, no seas modesta, no te pega... Cuando uno es bueno, es bueno. O "una", como es tu caso, claro.

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