viernes, 16 de marzo de 2012

Rimadora

Todo comenzó con una frase de Tomás de Aquino que en su contexto me impresionó hondamente. Tanto, que la recordaba como un endecasílabo: "Nadie puede vivir en la tristeza". Así que decidí escribir un poema. Cuando volví a buscar la frase, en el mismo sitio donde la había leído, vi que en realidad era menos poética: "Ningún hombre puede habitar en la tristeza". Lo de habitar sí que sonaba mejor. Pero sólo ahora me doy cuenta de que hubiese cabido perfectamente en mi endecasílado. En todo caso, infeliz de mí, intenté lo imposible: hacer rimar. Y más. En un soneto. En seguida lo dejé —me gusta lo suficiente la poesía para no cometer un crimen— y bajé un escalón: intentar con la rima asonante y tres cuartetos. Poco después, decidí volver a intentar lo del soneto. Así que aquí dejo los dos resultados. Sólo sé que no sé nada, es decir, que algo va mal, pero no sabría muy bien decir el qué. Supongo que es cosa de la rima —con la que nunca me he sentido muy cómoda— y la prisa abrupta por poner un punto final.

---------------------

"Nadie puede vivir en la tristeza”,
dijo el santo y sabio Tomás de Aquino,
como quien se lo dice a un amigo
con la misma confianza de quien reza.
Hoy me lo repito con la fuerza
de una canción sabida desde niño
que entona, machacona, un estribillo,
sobre mi vida llena de flaquezas.
Lo único que te pido en mi pobreza
es que te acuerdes de que soy tu hijo,
no me dejes, desnudo, sin tu auxilio,
solo entre las lágrimas de la tierra.


“Nadie puede vivir en la tristeza”,
dijo Tomás de Aquino, sabio y santo,
con la sinceridad propia de un canto
y la alegre confianza de quien reza.
Tú conoces, Dios mío, mi pobreza,
la soledad que a veces duele tanto,
la sed inagotable, incluso el llanto,
que me impulsa hacia ti y a la belleza
escondida en la cruz, ese estandarte.
Para sobrevivir aun sin aliento
necesito que pongas de tu parte,
concédeme la fuerza que no siento
para vivir de fe, sin preguntarte
si vivo para ti o sólo miento.

5 comentarios:

  1. Pero si la segunda versión es una belleza de soneto, en hondura y en verdad….. El propio endecasílabo que tu recuerdo poético hace de la cita del Santo es ya un poema rotundo. Mira las tres o cuatro cositas que yo he variado, casi imperceptibles… Es un espléndido soneto.

    “Nadie puede vivir en la tristeza”,
    dijo Tomás de Aquino, sabio y santo,
    con la sinceridad propia de un canto,
    la alegre confianza de quien reza.

    Tú conoces, Dios mío, mi pobreza,
    la soledad que a veces duele tanto,
    la sed inagotable, y hasta el llanto
    que me impulsa hacia Ti, a la belleza

    escondida en la cruz, alto estandarte.
    Para sobrevivir, aun sin aliento,
    necesito que pongas de tu parte.

    Concédeme la fuerza que no siento
    para vivir la fe, sin preguntarte
    si vivo para ti, si sólo miento.

    Un cordial y agradecido saludo y, con tu permiso, guardo este soneto entre mis papeles.

    ResponderEliminar
  2. Enrique, muchísimas gracias por tu comentario. Tenía muchas dudas de aprendiz, así que te agradezco tu variación, que soluciona bastantes de mis dudas. ¡Qué brillo nuevo tras limpiar un poco el polvo!
    Mil gracias.

    ResponderEliminar
  3. A mí también me ha gustado más la segunda versión.

    ResponderEliminar
  4. Pues a mí me han gustado mucho las dos... la diferencia de rima y estructura les da un encanto propio... Me quedo con los dos.

    ResponderEliminar
  5. De Tejada: "precisamente porque estamos tristes/ necesitamos tu alegría." y "A no ser que Dolor sea nuestro nombre/ -el nuestro, sí; el de Dios, el tuyo, el mío-/ y Amor quien no nos deja de la mano."

    ResponderEliminar