Cuando las personas miran en su interior encuentran allí, en lo más profundo, dragones. Y como si se tratase de una caja de Pandora (que en realidad era una tinaja) en la que nos asomamos y atisbamos los principios de todos los males, decidimos alejar rápidamente nuestra mirada, ignorar la presencia de esos monstruos que pugnan por salir. Por eso, ahora, el hombre moderno no soporta el silencio -tan elocuente- y lo acalla con el ruido de un iPod; no quiere encontrarse nunca solo para evitar las preguntas a las que invita la soledad y se llena de compañía a través de la pantalla de una BlackBerry. Pero la realidad es que los dragones existen en todos y en todos con rugen con fuerza. Sí, en todos. Hasta en los santos.
San Agustín hablaba de la interioridad como la mejor vía de conocimiento. Al mirar dentro de sí el hombre encuentra a Dios y, en Dios, todas las verdades. Pero hay que recordar que durante muchos años san Agustín sólo encontraba dragones en su alma, vacío, podredumbre. Todo, menos respuestas. Pero la experiencia humana es que la vida es lucha -"militia est vita hominis super terram"-, lucha contra uno mismo, contra los dragones propios y, a veces, los ajenos. Lucha porque hay sufrimiento, heridas, desengaños y, sobre todo, porque hay amor y perdón, que es lo que le da sentido a todo. Con los dragones se vive y, con ellos mismos, se vence. Es lo que diría san Agustín y, con él, todo aquel que ha conocido el dolor, la angustia, el odio, la muerte y, mirando al basilisco a los ojos, ha sabido sobreponerse a ellos. Sólo entonces, al mirar dentro de sí, no tendrá miedo de lo que hallará dentro y, en su defecto, encontrará la paz, posible y largamente anhelada.
Pero antes hace falta encontrar dragones.
Este 25 de marzo se estrenará "Encontrarás dragones", una película dirigida por Roland Joffé que llega al fondo de esta cuestión: los dragones con que todos, santos o no, nos topamos. Por eso es una película para todos, porque habla a la humanidad -tan pobre y engrandecida- que a ningún hombre es ajeno. Una película para ver, disfrutar con el buen cine... y digerir. Para todo aquel que sabe que la vida misma es una guerra.
San Agustín hablaba de la interioridad como la mejor vía de conocimiento. Al mirar dentro de sí el hombre encuentra a Dios y, en Dios, todas las verdades. Pero hay que recordar que durante muchos años san Agustín sólo encontraba dragones en su alma, vacío, podredumbre. Todo, menos respuestas. Pero la experiencia humana es que la vida es lucha -"militia est vita hominis super terram"-, lucha contra uno mismo, contra los dragones propios y, a veces, los ajenos. Lucha porque hay sufrimiento, heridas, desengaños y, sobre todo, porque hay amor y perdón, que es lo que le da sentido a todo. Con los dragones se vive y, con ellos mismos, se vence. Es lo que diría san Agustín y, con él, todo aquel que ha conocido el dolor, la angustia, el odio, la muerte y, mirando al basilisco a los ojos, ha sabido sobreponerse a ellos. Sólo entonces, al mirar dentro de sí, no tendrá miedo de lo que hallará dentro y, en su defecto, encontrará la paz, posible y largamente anhelada.
Pero antes hace falta encontrar dragones.
Este 25 de marzo se estrenará "Encontrarás dragones", una película dirigida por Roland Joffé que llega al fondo de esta cuestión: los dragones con que todos, santos o no, nos topamos. Por eso es una película para todos, porque habla a la humanidad -tan pobre y engrandecida- que a ningún hombre es ajeno. Una película para ver, disfrutar con el buen cine... y digerir. Para todo aquel que sabe que la vida misma es una guerra.
grande, Marcela!!!
ResponderEliminar¡qué ganas tengo de verla!
Yo creo que los dragones los encuentras sí o sí, la diferencia es el modo de luchar contra ellos. Y eso es lo que refleja muy bien la película que se estrena la semana que viene: ante una situación parecida, se ven dos maneras de reaccionar totalmente distintas... y no hay que ser un genio para darse cuenta de cuál es la más atractiva.
ResponderEliminar(Hablo con conocimiento de causa, no sólo por tráiler, jeje)
Cuando vea la peli, hablamos de eso... Pero me ha gustado el primer párrafo. Ayer en clase de Estética casi pego a una chica que tenía delante. Mientras el profesor hablaba de la belleza, de lo sublime (tema importante que ya hemos hablado) y proyectaba unas imágenes impresionantes de un documental (tenemos que verlo, ya lo he apuntado para otro estilo Baraka) y algunos nos emocionábamos por esa belleza que observábamos sin hablar, a oscuras; una luz azul iluminaba la cara de esa chica. En vez de mirar el mundo a través de la pantalla gigante, se dedicaba a hablar con un coleguilla a través de la pantallita personal de la Blackberry. Creo que habría que prohibir los móviles encima de la mesa cuando estás intentando llenar el espíritu en clase. Sentí ira de la de verdad.
ResponderEliminarBravo, Marce.
ResponderEliminarHacía tiempo que no me paseaba por aquí y ¡me alegro de haberlo hecho!
Qué terribles son ese millón de dragones que se alojan dentro...
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