Movimientos hay muchos. Y en este mundo nos gustan los rápidos, la velocidad, lo que vemos. Lo reconozco: son mucho más divertidos. Pero este verano he descubierto la espeleología y los secretos que se esconden bajo la roca caliza: uno de ellos es el movimiento. Miles de años pueden llevar para la formación de una cueva, años de un constante movimiento lento y persistente. Insidioso. Millones de pequeñas gotas de agua que penetran la roca y se hacen espacio hasta dejar abiertas las galerías por donde se puede pasar. Y después, el movimiento inverso: la destrucción. Una destrucción que no es como la imaginamos, sino que es también lenta e inapreciable. Dicen que todo el proceso lleva ¡un millón de años!
Lo importante del movimiento no es la velocidad, sino el movimiento mismo. Que nunca se detenga, que siempre esté en acción. Ese es el secreto que se esconde en los arcanos mundos subterráneos y en los igualmente desconocidos mundo supralunares: miles de movimientos que nunca cesan, que nunca dicen basta. Al final, la perseverancia siempre es agradecida y surgen las cuevas (que acabo de descubrir que pueden ser preciosas), los eclipses, los bosques. Y, vale, también lo reconozco, quizá alguno que otro terremoto.
Gota a gota... como la vida misma. Un saludo
ResponderEliminarMarce tu blog es lo máximo, escribes pulcro, sencillo, agradable, llamativo y de muchas cosas... Te felicito!!!
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