domingo, 18 de abril de 2010

Diario del movimiento del mundo III


Hay movimientos paradigmáticos. El vaivén de un columpio lo es de la niñez; el paso fugaz de una estrella, de los sueños; el ondear de una bandera, del orgullo o la nostalgia. Sin embargo, hay uno que, por su peculiaridad, los supera a todos: el alto vuelo de un pájaro como símbolo de la libertad. Y es que es paradójico que la libertad -algo que sentimos tan nuestro- se represente con algo que no podemos hacer, pero que todos soñamos, como si ésta no fuese más que eso: una ilusión.
Sin embargo, hay algo en este movimiento que lo hace merecedor de ocupar una página en el "Diario del movimiento del mundo", porque quien se haya detenido a contemplar los surcos en el cielo de un pájaro que alcanza el alto vuelo, sabe que eso es libertad, no porque nos sea ajeno sino porque podemos ponernos en su lugar y recorrer con él un viaje por los aires. Eso es lo que pasa cuando sabemos mirar, porque la contemplación es todo menos pasiva. Es una actividad, actividad altísima y perfecta que logra situarnos dentro de lo contemplado, vivirlo.
En el vuelo de un pájaro hay ligereza, paz, dilación. Es un movimiento que alcanza su cumbre máxima en el detenimiento, cuando ya no hace falta el batir de las alas sino que se abre espacio para el planeo. El movimiento se ralentiza y es entonces cuando nos sentimos más leves y nos apropiamos del placer del vuelo.
En definitiva esa es la magia que encierra los movimientos más bellos, el tándem de presteza y lentitud, pausa y movimiento, movimiento y pausa: el batir (=mover con ímpetu y fuerza) y el planeo.

8 comentarios:

  1. Marce, me contengo para no destrozar con afirmaciones científicas y pragmáticas la poesía de esta entrada. Porque como bien sabrás, no todos los pájaros vuelan así de majestuosos. De hecho, hay algunos, como las urracas, que sólo vuelan cuando les absolutamente necesario, ya que prefieren desplazarse a pata de manera normal, incluso cuando huyen de la gente.

    Si dejamos la estricta realidad aparte, estoy de acuerdo.

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  2. No sólo estoy de acuerdo sino que, como todo lo que escribes, me encanta. Sabes ver en cosas pequeñas su grandeza y sabes PONERLO POR ESCRITO, no te preocupes de saber o no expresarlo cuando hablas, ya lo conseguiremos. ¡Eres grande!

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  3. Marce muy interesante el artículo, de alguna manera para adherirme a los comentarios, se trata de filosofía poética. Eso me hace pensar mucho, mucho, y me deja una pregunta ¿qué es libertad? ¿Ausencia de obstáculos?

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  4. Marce, mis respetos! Me has dejado con la boca abierta, como siempre claro... Se nota lo mucho que has crecido como filósofa y como escritora, pero lo que nunca de abandona definitivamente es ese idealismo con el que contagias al mundo.

    Paso por aquí y te pido que leas mis dos ultimas entradas, en la última hay una dedicatoria para que te rías de mí!

    Te quiere, tu amiga desde la ausencia!

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  5. Barry, ¡qué decepción de las urracas! Con lo que me gustan las del campus... Es verdad que hay vuelos más torpes, pero nunca me lo esperé de las urracas, con lo vanidosas que son, pavoneándose por el césped. A falta de alto vuelo, tienen grandes andares...

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    Cris: Gracias por tus comentarios... ¿Dónde quedó Marsupilami?

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  6. Daniel: La libertad, en cierto sentido, tiene que ver con la ausencia de obstáculos, pero aquí me refiero más a la capacidad de ser lo que no eres, de vivir algo más de lo que ya sí eres.

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    Querida Ausencia: Me he reído mucho con tu última entrada... y también me he muerto de la vergüenza. Pagaría por ver la cara de tu profesora. Gracias por el comentario y por el guiño en tu entrada: definitivamente no tienes remedio.

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  7. Marce, por si te consuela, lo que te digo de las urracas es fruto de la observación personal en mis paseos por la ciudad de Madrid y el campus de la Autónoma. No lo he estudiado en clase. Puede que en otros lugares vuelen más. A mí me caen bien, pero una de mi clase dice que son malvadas, porque se dedican a atacar a los verderones de su edificio (los verderones son otros pájaros). Tú piensa lo que quieras, a mí me hacen gracia, y son muy bonitas para el nombre tan feo que tienen.

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  8. He leído los tres Diarios publicados y te felicito. El primero porque la vida es el primer movimiento del mundo. El segundo porque la quietud de la naturaleza es el reflejo del movimiento del mundo. El tercero porque la libertad de las personas es lo que mueve al mundo. Pues todavía te quedan muchos Diarios del movimiento del mundo. A por ellos.

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