Nunca había abandonado el blog durante tanto tiempo. En un principio tenía mis motivos. Estaba recogiendo fuerzas, volviendo a las raíces, tomando aliento. Llenándome de temas para hablar y escribir. Este ha sido un gran año en estos asuntos y aunque el blog no haya sido el más elocuente reflejo, los que me conocéis habréis visto algo. Después de años he vuelto a escribir un par de poemas y he tenido muchos temas rondándome la cabeza. Muchos lo habéis notado. Por eso hoy os escribo a vosotros, que aunque seáis pocos, con casi todos me une una amistad más o menos estrecha que realmente reverencio.
Creo que era Marcel Proust el que decía que todo paraíso es un paraíso perdido. Y estos últimos días he mirado hacia Camelot como un verdadero paraíso. Hay demasiadas cosas aquí. Ha sido mi castillo de juegos, mi "excusa", mi "desaguadero", mi oportunidad de hablar con vosotros. Pero ahora las palabras se me escapan como el agua. Y esta vez me pregunto, ¿será otro paraíso perdido más? En el fondo no lo creo. Pero por ahora -no sé por qué- siento que el blog se me va de las manos, por mucho verano y tiempo que quede por delante para escribir y leer. En algún momento volveré, por eso no quiero despedirme, ni cerrar el blog, ni desesperar de la escritura. A veces el silencio es más elocuente, aunque no sea ese silencio que tanto he deseado (¿os acordáis?). Más que una despedida es una especie de súplica a vosotros, que os tomáis la molestia de daros una vuelta por aquí de vez en cuando, para que no os vayáis muy lejos. Volved por aquí alguna vez. Quizá el Duque haya vuelto a su sitio. Quizá vuelva aún más viejo, más sabio, más maduro... o simplemente más necesitado de la compañía de su pueblo.
Serías injusta si dejaras de escribir...
ResponderEliminar¡Ánimo!
El tiempo fecundo lo destila todo, también el pensamiento, la escritura, el corazón... como lo hace con el buen vino. Por eso, el paraíso tiene algo de perdido -la ilusión, la ensoñación-, pero mucho de ganado: en tus manos está que se quede lo mejor, que se vaya lo peor. La esperanza... y el que espera sinceramente se compromete con el futuro. ¡Ánimo!
ResponderEliminarGracias Rafa y Amba por vuestros "¡Ánimo!", realmente los agradezco :)
ResponderEliminarRafa, muchas veces me cuesta verlo así. Sobre todo cuando las razones para escribir se oscurecen, como si la "musa" dijera "ya has tenido suficiente" y sopla la última vela. Pero bueno, esto no deja de ser una visión un tanto "romántica". Probablemente vuelva mucho antes de lo esperado. Digamos que es sólo una cuestión de tiempo.
Amba, gracias mil por tus palabras (y mucho más) tan sabias. Qué ganas de que pase el tiempo, de que el tiempo me traspase con toda su fecundidad. Tengo mis manos rebosantes de lo ganado, ¡lo mejor!, con la esperanza de que eso no se quede sólo en recuerdos. Espero que el tiempo me traiga futuro y ese compromiso del que hablas.
Lo peor lo destilará el tiempo (el gran artífice), como bien dices, sobre todo cuando lo mejor, en mis cortas miras, es superabundante.
¿Te acuerdas cómo termina "Retrato de una dama"? Con un consejo de Henrietta:
"-Mire, Señor Goodwood"-dijo-, ¡sólo tiene que esperar!
Al oír esto, él la miró fijamente, pero no fue sino para adivinar por su semblante, bien a su pesar, que lo único que había querido decir es que todavía era joven. Ella sonreía al ofrecerle aquel pobre consuelo, que en aquel mismo instante le echó treinta años encima. Y empezó a caminar cogida de su brazo, como si creyera haberle proporcionado la clave de la paciencia."
...Lo que me recuerda... "la manzana prohibida del paraíso: el tiempo." FELIX CULPA!!
Siempre estamos.
ResponderEliminarNos pasamos por aquí aunque no haya nada nuevo; no muchas veces dejamos comentarios, pero siempre te leemos; quizá nunca te lo hayamos dicho, pero nos encanta como escribes y quizá nunca lleguemos a decírtelo...
Sin embargo, siempre estamos. Si no, no seríamos los visitantes amigos.
Un abrazo, nos vemos por el camino!
El Cid Campeador, con sus pequeñas arañas, echará de menos la compañía de tan noble duque... Menos mal que hubo tiempo para un breve intercambio verbal, en ese regreso de tu patria. Y siempre quedará Facebook como lugar de encuentro...
ResponderEliminarYo no me iré muy lejos. Muy bonita entrada.
ResponderEliminarRaquel, gracias por estar. Casi siempre es lo único que hace falta: estar.
ResponderEliminarLeti, por un reto del Cid (no sé si alguna vez recuperaste tu guante...) creo que volvería. ¡Gracias por la compañía y la merienda, que no te llegué a agradecer lo suficiente! Aún sigo esperando el momento de dar un paseo tranquilo por las selvas artísticas de Madrid.
EGM, ¡gracias! No sabe cuánto me alegra leer eso. Si ha leído los comentarios anteriores, se habrá reconocido en el final de su poema "Principio", que me he repetido docenas de veces por lo bajo. Más aún ahora, que espero que el tiempo haga de las suyas.
¡Marche!
ResponderEliminarYo estoy en Madrid y me estoy enamorando de esta ciudad. Al contrario yo últimamente estoy con muchas ganas de escribir pero no encuentro el tiempo.
Y por cierto, ahora dices, "os escribo" y "no os vayáis" sin ningún escrúpulo ya. A mí personalmente no me parece escandalizante ni mucho menos solo me gusta poner el dedo en la llaga cuando veo una.
Un saludo march!
Que termine el verano para que el duque vuelva a su mundo... y si no regresa en mucho tiempo, incluso el silencio hablará para decir que está bien, que se encuentra atendiendo asuntos que demandan la misma fuerza de sus escritos. Entonces Lupeins seguirá pasando de vez en cuando por aquí, después de alguna pintura.
ResponderEliminarHan sido meses movidos para el Duque, meses cambiantes... encuentro prudente esta decisión. Prudente como la paleta que me exigen y no puedo sacar. Sigo firme, como la silla del carro que no se adaptaba a mi figura. Así.
Un saludo desde esta tierra, con una botella de BBC Chapinero en el escritorio.
¡Hasta pronto!