Es increíble la capacidad que tenemos los seres humanos de impulsarnos hasta nuestros límites. La Javierada ha sido, este año, la muestra más clara de ello. Ya sé que hay gente que la ha hecho más de 60 veces (Juan, un “amigo” que hicimos en el camino podría contaros su historia, la ha hecho 7 veces corriendo, y además dice haber hecho el Camino de Santiago andando, desde Roncesvalles hasta Santiago, en tan sólo 9 días) y que hay quienes la hacen como si de un paseíllo se tratase, sin embargo para mí ha sido la prueba de que soy capaz de cosas alucinantes. No es que me quiera echar flores, no es eso, estoy hablando de mí como individuo de la especie humana. Y es que una cosa es sufrir el dolor y otra muy distinta es sufrirlo voluntariamente. Aun más, algo que supera toda compresión es sufrirlo voluntariamente por segunda vez.
El año pasado hice la Javierada entera, sus más de cincuenta kilómetros, preguntándome en qué momento se me había ocurrido tal locura. Como era de esperar, terminé con ampollas en las ampollas y agujetas en cada uno de los músculos de las piernas. Al final, he de reconocerlo, valió la pena y no me arrepentí de haberla hecho pero, eso sí, juré que nunca más la haría, que era una experiencia única que había que vivir y como única sólo podía llevarse a cabo una vez. Este año, sin embargo, no sé muy bien qué pasó, sin aquél dolor no se piensa bien y como venía la cruz de la JMJ y unas cuántas personas estaban animadas, sin detenerme en demasiadas consideraciones, decidí volverme peregrina. “Mala decisión”, pensé cuando sólo llevaba 4 horas de viaje y ya todo me empezaba a doler, sólo pensaba que aún me quedaban 7 horas de camino, así que decidí aguantar 2 horas más para entonces pedir auxilio. Lo sorprendente es que siempre pensaba que podía soportar un poco más y así, de poco en poco, al final terminamos el camino. La verdad es que ir acompañada es decisivo, pues aunque no se sabía muy bien quién iba peor, como mínimo todas íbamos, y así, de alguna manera, la una empujaba a la otra. En fin, el caso es que fue horrible. Pero fue genial. Sobre todo, fue in-creíble. ¿Cómo es posible someterse voluntariamente, por segunda vez, a semejante tortura? No lo sé, pero aunque ahora sólo puedo pensar desde las ampollas y el dolor, en el fondo me alegra haberla hecho. Había muchísimas personas, de muchos lugares, que sorprendentemente se sometían a la misma locura. (Locura que para muchos es escándalo: ¿Cómo hay quienes cambian 11 horas de carpa y desenfreno por 11 horas de caminata y sufrimiento?). Me alegra saber que la humanidad está un poco loca y que los delirios racionalistas y sentimentaloides, que a veces parecen ser los vencedores, se ven superados por una pequeña dosis de locura. La misma locura que traían los jóvenes de Madrid y que tiene forma de cruz.
Post scriptum: Conclusión: vale la pena. Eso sí, prometo –al igual que el año pasado, con un poco más de firmeza– que el próximo año no la volveré hacer.
En noviembre, según José Jiménez Lozano
Hace 16 horas
En fin... después de recordar tus pinrreles del año pasado...Bravo por la entrada!
ResponderEliminarMarce! Que pensaba que no la habías hecho porque en Javier que te vi de lejos tenías un aspecto muy saludable! Yo este año conseguí llegar! Y digo que sí que quiero hacerla el año que viene, y si puedo desde Pamplona. Por qué? Resistencia física me falta, desde antes de Liédena ya iba dando pena pero eso me ayudó a descubrir el espíritu del peregrino. Y como decía una de las personas por las que llegué al final: qué bien tener un día sin estrés! Y es que el dolor físico ayuda. Y es increíble experimentar eso de que cuando parece que no puedes siempre puedes más.
ResponderEliminarMarce no lo he leído pero ya sonás tan "españoleta"... "aquel amigo podría contaros" Acordate mija que es más fácil entenderte en paisa que en como se llame el acento de Pamplona...
ResponderEliminarDaniel, creo que de paisa sólo me queda el corazón, que no es poco.
ResponderEliminar¡¡¡Marce¡¡¡ ya que ayer dedicaste un tiempecito curioso a mi gmail y demás, te hago MI PRIMER COMENTARIO jajaja. Te entiendo perfectamente y el año que viene yo seré lo tonta (como tú este año) que lo repita.
ResponderEliminarMarce!! Enhorabuena por tu carta al director, me ha encantado!!
ResponderEliminar¡Gracias Dolores! Esto de escribir una carta era algo que tenía pendiente desde hace siglos. Ya no te tenemos a Leti ni a ti de impulso... Así que algo había que hacer,jeje . A Cris Chas también le han publicado una en el Diario de Noticias :)
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