"Entonces se me ha ocurrido que había que compensar este aspecto gloria espiritual con otro diario que hable del cuerpo o de las cosas. No de las ideas profundas del espíritu, sino de las obras maestras de la materia. De algo encarnado, tangible; pero también bello o estético. Aparte del amor, la amistad y la belleza del Arte, no veo gran cosa que pueda alimentar la vida humana (...) Si no tuviera que morir, el Arte habría sido toda mi vida (...) No estoy hablando sólo de las grandes obras de los maestros (...) No, yo me refiero a la belleza en el mundo, a lo que puede elevarnos en el movimiento de la vida. El diario del movimiento del mundo lo dedicaré pues al movimiento de la gente, de los cuerpos, o, incluso, si de verdad no hay nada que decir, de las cosas (...) Gracia, belleza, armonía, intensidad. Si encuentro un movimiento bello en los cuerpos, a falta de una idea bella para el espíritu, entonces quizá piense que vale la pena vivir."
Primeros fríos. Claudio Rodríguez
Hace 20 horas
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