jueves, 19 de abril de 2012

Al cabo

—No hagas planes, no le des tantas vueltas a la vida— me dice M. por enésima vez en los dos (o tres o cuatro) últimos meses y vuelve a contarme la historia de JFK—. ¿Ves a ese hombre? Es Kennedy. Ahí donde la ves, tan reflexivo, pero a la vez tan seguro de sí mismo, nunca quiso ser presidente. O al menos eso es lo que cuenta Jackie. Sencillamente supo aprovechar las coyunturas, estar en el lugar correcto, sacar partido de las circunstancias.
—¿Ah, sí?— digo con cierto escepticismo.
—Sí, sí. En realidad, esa es la vida. No hagas planes, ya verás, ya verás. Fíate.

A fuerza de repetición, creo que poco a poco he ido comprendiendo el mensaje. Es un consejo paradójico, de esos que no se comprenden en un mundo moderno, donde todo ha de estar perfectamente atado y planificado si quieres realmente llegar a ser alguien. Pero si las musas te abandonan, si no tienes mucho —o nada— de dónde agarrarte, ¿qué queda por hacer? "Fíate" es la voz que me acompaña. Dejar hacer, en definitiva.
Cada vez estoy más convencida de que saber vivir es una cuestión de saber confiar. Pudiendo ser lo más sencillo, en realidad es lo más difícil, pero es la clave. Dejar hacer, sí, de modo que aparezcan en nuestra vida cosas que no hemos planeado, cosas que nosotros mismos no hubiéramos podido lograr con nuestras propias fuerzas. Pinceladas maestras de nuestra vida que nos superan infinitamente, porque hemos dejado espacio —confianza— para que actuara el maestro. En la vida, como en el arte, es tan importante tanto lo que haces como lo que no haces. "Al cabo", como diría Amalia Bautista, "son poquísimas las cosas que de verdad importan en la vida". Y al final, "poder querer a alguien, que nos quieran y no morir después que nuestros hijos", es todo una cuestión de confianza. Vivir, al cabo y en definitiva, es poder sobrevivir la paradoja.

4 comentarios:

  1. Gran entrada. Saludos desde Valencia...

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  2. Hola, Marcela.

    No te creas lo del desinterés de Kennedy. Nadie llega lejos en política sin una firme y constante ambición.

    En la vida es muy-muy importante hacer planes y seguirlos, pero a mis 46 años te digo que luego los planes nunca salen. Hay fracasos, desilusiones y errores, nada sale como uno lo pensó. Pero, cuando miras hacia atrás, te das cuenta de que la Providencia ha ido actuando, y que detrás de esos cambios estaba Dios, llevándote.

    Esto no son frases hechas sino experiencia real.

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  3. Rafa, qué alegría volver a verte por aquí. ¡Un saludo!

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  4. Fernando, gracias por tus palabras, tan sinceras.
    Nada -y esto tampoco es una frase hecha- como la voz de la experiencia.

    Me gusta lo que dices, porque no es una visión "super-happy" (a veces tan trivializada de la realidad). Hacer planes y asumir el futuro con un poco de ilusión y no simplemente con indiferencia, pero con la conciencia de que el fracaso forma parte del futuro. Y a veces ¡qué suerte de fracasos!
    Hay una frase de Pieper que me encanta y creo que tiene algo que ver con esto: "Hay grandes errores que se deben a una visión más profunda de la realidad que muchas verdades superficiales".

    Y al final es todo una cuestión de tiempo. Y saber esperar (lo inesperado, por inesperable, porque se nos escapa) sin desesperar en el intento.

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