jueves, 27 de octubre de 2011

Ironías de la vida

Siempre me ha impactado el modo como, a veces, los libros pueden gritarte. Incluso a veces con ironía y desparpajo. Otras veces son más dulces y llegan en el momento justo, como el bálsamo de fierabrás, eficacísimo. Pero, esta vez, no sé cuál de las dos cosas han hecho las últimas líneas de "¿Qué es filosofía?", de Ortega y Gasset. No sé si ha sido puñalada o cura, grito desgarrado o íntimo susurro. El caso es que se me ha quedado grabado. Tanto, que incluso he logrado poner el haikai en el examen que teníamos, sin que pareciese traído por los pelos. Fue mi modo más neutral de responderle a eso que llaman vida, destino o Providencia (que, anda, quién diría que no, es una constante paradoja).
«Los sacerdotes japoneses maldicen de lo terreno, siguiendo este prurito de todos los sacerdotes, y para denigrar la inquietante futilidad de nuestro mundo lo llaman "mundo de rocío". En un poeta, Isa, aparece un sencillo haikai al cual me atengo, y dice así: "Un mundo de rocío no es más que un mundo de rocío. Y ¡sin embargo!..." Sin embargo... aceptemos este mundo de rocío como materia para hacer una vida más completa.»
Yo me quedo con ese "y ¡sin embargo!...", que es la ruptura de la piedra a la esperanza. Y, si pudiera, ojalá pudiera, apresar ese poco de rocío, para hacer que mi vida sea más completa.

3 comentarios:

  1. "Farmakon"... cura y, a la vez, veneno que nos mata.

    Yo también me quedo suspendida en ese "y, sin embargo..." eterno.

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  2. Post-scriptum:
    La vida tiene mucho de nostalgia (y más en filosofía, diría Novalis), pero la esperanza es siempre más fuerte. Por eso el hombre está mucho más marcado por su futuro. Y por eso nos parecemos mucho más a esos propósitos que no cumpliremos que a nuestros fracasos diarios (en palabras de D. Enrique M, claro).

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