Oficialmente: fin del verano. Recomienzan las clases. Nunca antes había vivido un verano tan largo, ni tan intenso. ¿Lo mejor? Haber conocido a gente muy distinta. Qué viva Croacia, República Checa y Eslovaquia. Aún no he estado en estos países, pero ya iré. Cada vez Europa del Este me parece más interesante, todo un mundo apasionante y apasionado por descubrir.
Lo mejor de todo es que mientras más a gusto estoy en España, mientras me abro más a otros países, mientras más quiero viajar, más me reafirmo en mi patria. En el fondo, los árboles grandes y altos precisan unas raíces más grandes, más profundas, más fuertes. Cada vez vamos perdiendo más la memoria y la antes famosa pregunta: "¿De dónde vengo?" ha perdido significado. Eso decía una publicidad de GAPs en Pamplona que buscando la integración de los inmigrantes decía: "No importa de dónde vienes sino a dónde vas". No estoy de acuerdo. Para ser grandes hay que tener raíces fuertes.
Me he acordado de ti, de tus tierras, tus delicias.
Esos rinconcones llenos de mi y de mi gente, tan nuestra.
¿Dónde estás ahora que no te tengo cerca?
España, vieja y madre, también me habla de ti y
Lejos, aún en la distancia, escucho tu nombre.
Los ecos de mi infancia golpean mi presente
Insinúandome al oído que recuerde lo que soy:
"No te olvides de tu tierra, donde todo comenzó".
¡Viva Medellín! Un abrazo, Marcela. Y ánimo con el nuevo curso...
ResponderEliminarMarcela, se ve que el empezar la uni potencia tu vena poética. He estado leyendo ahora tus últimas entradas, porque en agosto he estado en desconexión casi total del mundo, y tenía que ponerme al día. Me ha gustado la de la Providencia, la de personas que vienen y van, y mientras tanto dejan su huella.
ResponderEliminarNo te preocupes: si algo he descubierto este verano, es que reencuentras a la gente más inesperada en el sitio más inesperado. Casi hace que las despedidas no tengan sentido.
Y adivina quién esta leyendo este post desde Medellín? :)
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminarBaarry, qué alegría saber que aún estás viva. Espero que sigas con tu ilustrativo blog, por el bien de la humanidad. (Y a ver si algún día coincidimos...)
Ausencia, ¿en Medellín? ¿Por qué?