miércoles, 17 de febrero de 2010

El polvo que somos


Todos lo hemos pensado alguna vez: No somos nada. Nada más que polvo y ceniza. Nos comparamos con las galaxias y a nadie le deja indiferente verse tan minúsculo. ¿Qué tal que fuésemos los reyes del mundo? ¿Y si pudiésemos hacernos con toda la realidad?... ¿Y si de verdad pudiésemos cambiar el mundo? ¡Si ni siquiera podemos conocer la esencia de una mosca!
La realidad nos supera enormemente, ¡qué poca cosas somos! ¿Y aún hay quienes la estudian directamente, como su objeto, así en general? ¡Menuda soberbia pensar que pueden aprehenderla! Les sobran argumentos y les falta sencillez para darse cuenta de que son nada y menos que nada, menos que la diezmillonésima parte de un átomo en comparación con el universo entero. Sus pretensiones son como las de un grano de arena que se propone absorber el agua del mar. ¡Aún hay ingenuos de tal índole!

Nada. Nada más que polvo y ceniza. Una lucha constante entre lo poco y mucho, lo temporal y lo eterno, la luz y la oscuridad. Un guerra que se bate entre soberbia y humildad.

4 comentarios:

  1. Por favor, un respeto hacia las personas que intentamos aprehender aunque sea una ínfima parte de la realidad. Es verdad que muchas veces se nos pueden subir los humos, pero hace falta gente que se dedique a estos poco filosóficos y muy materialistas quehaceres, si no queremos vernos abocados a perder filósofos como churros, por no saber lo suficiente para curarles una vulgar gripe. Además, el que la realidad no supere no es motivo para no intentar comprenderla lo máximo posible, porque si no lo lógico sería hundirnos en una comodísima, a la par que aburrida, pasividad.

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  2. Baarry, lo mismo digo yo. En realidad me refería precisamente a los filósofos, porque justamente tienen toda la realidad por objeto -hasta los quehaceres más materiales- y justo por eso hay quienes ven sus esfuerzos como inútiles intentos por aprehender una realidad que los supera y en esta entrada me hacía eco de ellos.
    Al final, lo que quería decir es lo mismo que tú... Es verdad que somos muy poca cosa (biólogos, filósofos, etc) y que justamente en estas carreras es más urgente y necesaria la humildad, la conciencia de la propia pequeñez. Por eso también pienso que estas profesiones tienen más de don que de oficio, pues sus aspiraciones son inmensas y fácilmente en un destello de grandeza se nos pueden ir las cosas de las manos. Aunque es verdad que vale la pena, pues es mucho más divertido estudiar algo que nos supera. ¡Fuera la pasividad!

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  3. Marcela, Lent is not good for you?? Ceniza... Pues a aprehender!

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  4. Qué poco somos, cierto... y, al mismo tiempo, qué de cosas pueden llegar a hacer esas pequeñas particulas de polvo y ceniza, ¿no?

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