sábado, 16 de enero de 2010

La admiración y la soledad



«El admirarse es un sentimiento propio del filósofo, y la filosofía no tiene otro origen que la admiración»
Platón
«Por la admiración comenzaron los hombres a filosofar en un principio y siguen ahora filosofando»
Aristóteles

Son muchas, y muy bellas, las cosas que hasta ahora se han dicho de la admiración como principio y aliento de todo conocimiento. Me atrevería a decir que la admiración es una de las razones por las que estudio Filosofía y uno de los fines a los que tiendo. Es cierto que admirarse es el comienzo de todo filosofar, pero también es su fin y me alegro profundamente de pensar que es una actividad que, por estar estrechamente ligada a la contemplación, se perpetuará eternamente. De hecho, creo que son pocas las cosas de las que puede decirse esto y me enorgullece pensar que la Filosofía está entre ellas. Siempre seremos filósofos, así que mientras "dure" el siempre, la admiración llegará a los grados más supremos y compartiremos esa mirada con miles de personas que también han sabido admirarse en la tierra.

Sin embargo, pienso que aquí y ahora la admiración suele ir acompañada de una cierta soledad y un cierto sabor de vacío. Nadie nunca nos ha enseñado a contemplar y mucho menos a apreciar su valor, por eso cada vez hay menos admiradores (quizás más idólatras) y más hombres grises.
Seguro que a más de uno le ha pasado lo de Mafalda: se ha emocionado con algo pequeño e inmediatamente ha buscado en vano una mirada alrededor con quien compartirlo. Por eso cada vez me alejo más de "la autarquía del sabio" y me inclino más a eso de que "sin amigos nadie querría vivir". La alegría fruto de la sorpresa no pierde su fuerza al no encontrar otro admirador, pero tampoco llega a ser más plena. Al final es inevitable sentir ese sinsabor de algo que no ha sido completado. Por eso pienso que la Filosofía es un vaivén entre uno y otro extremo, el objeto de los mayores amores y las mayores penas.

No pocas veces la experiencia de la soledad se hace sentir, la ceguera que nos rodea y el propio egoísmo ante la duda de si deberíamos ocuparnos de otras cosas. Es muy fácil desertar de la Filosofía. Siempre hay tentaciones, siempre hay dudas... y un poco de miedo, el miedo propio del misterio, propio de algo que nos supera infinitamente, que no merecemos. Es fácil desertar. Pero hay que decidirse y convencerse desde el principio: en este camino no se puede andar por senderos firmes, perfectamente señalizados, alumbrados y recorridos. Por eso siempre hay espacio para el asombro, para descubrir lo escondido y volverse a sonreír ante lo mil veces visto. Es imposible hacerse viejo con la Filosofía, es preciso cuidar y cultivar la mirada de niño. Cuando esta se pierde surgen los nihilismos y escepticismos. Es entonces cuando se pierde la fe, cuando ya no se encuentra la chispa del admirarse, cuando se renuncia a aceptar que puede existir un camino verdadero que no brinda desde el principio todas las certezas (por eso el nihilismo no da cabida a la esperanza). Quizás es también entonces cuando llega el cansancio, la soledad se hace más patente y ya no queda más nada.
En cualquier caso muchas veces hay que caminar a solas, disfrutando del silencio o deseando con ansias un poco de compañía... Pero caminar siempre. Entre tanto hay un poco de todo y cada quien lo vive de distintas maneras. Admiración-soledad-admiración-soledad-admiración-soledad-admiración (en ese orden) son mis constantes y mis guerras en contra de algo que no puedo vencer, que en el fondo ni siquiera querría. Una guerra perdida que me gusta perder, la lucha contra el don que pide una respuesta. No cabe acostumbrarse ante la Filosofía, quien lo hace deja de ser filósofo. Hay que aprender a vivir con la inquietud y sentir el peso de algo que no podemos llevar, que nos supera enormemente. Es algo apasionante, no hay quien lo niegue, sentirse llamado a una tarea mucho más grande que nosotros mismos. Aunque a veces, tampoco yo lo niego, se quiera tirar todo por la borda. Admiración-soledad... Es una realidad irrenunciable, que siempre vale la pena.

12 comentarios:

  1. ¿Y admirarse con una persona? Eso no implica soledad... ¡Qué buena es la simpatía!

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  2. Marce... muy bacana la reflexión... Sin embargo, dices que la admiración se pierde con el escepticismo o con el nihilismo...creo que eso en parte es cierto y quizás por eso la "filosofía" moderna es, en general, insípida. Pero, ¿no es asombroso oír la famosa frase de Sócrates que denota un escepticismo humilde? ¿No es asombroso saber que no sabemos nada?

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  3. Rafa, en eso tienes toda la razón. Admirarse con una persona es aún mejor que admirarse con todo lo demás. Pero hay personas que, como yo, les cuesta exteriorizar esa admiración, hacerlo saber, y esto también deja un cierto sabor a soledad. Una soledad que no tiene que ver con sentirse solo, sino con no lograr la intimidad o cercanía que se gustaría. Alguien me dijo una vez que eso era como "tener un gran talento musical pero muy mala voz".

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  4. Daniel, ya sé que te encanta la famosa máxima "sólo sé que nada sé". Es una de las primeras imágenes tuyas que tengo, cuando tenías esta frase de "nick" y yo aún ni sabía que era Sócrates quien la había dicho. Pero Sócrates no tenía ni un pelo de escéptico; humilde sí que era. Por eso "escepticismo humilde" no sé si me convence mucho... Aunque sí es asombroso saber que sabemos ¡tan poco!

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  5. Marcela, yo no soy filosofa soy una humilde publicista que se admira ante los anuncios...¿eso está mal?
    Me encantó tu post del libro. ¡Hasta te he homenajeado en el blog! Mil gracias, yo tampoco creo que los libros (ni los periódicos de papel) vayan a desaparecer, sería una pérdida que no podríamos soportar...

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  6. Me viene a la cabeza este fragmento de las cartas de Theo:

    "Sí, el cuadro de Millet, el Angelus del anochecer, «es algo», es magnífico, es poesía. Con cuánto gusto hablaría todavía de arte contigo, pero no tenemos más que escribirnos con frecuencia; encuentra bello todo lo que puedas; la mayoría no encuentra nada suficientemente bello"

    Pues... creo que en mi campo no debe dejar uno de admirarse, y para admirarse pienso que es necesario contemplar (saber contemplar). Se me ocurre que tal vez por la falta de admiración es que tanta gente aborrece el arte moderno. Ahora entiendo muchas cosas...

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  7. Hola, Marce! Llevo tiempo siguiendo las entradas de tu blog, pero hasta hoy no me había atrevido a comentar...: mucho nivel para mí! Pero tu última entrada me ha encantado, porque en el fondo, yo estudio Química por ese quedarse pasmado ante la realidad. Me parece apasionante el mundo en el que vivo, y aprender cómo está hecho, cómo funciona y por qué, y ver la racionalidad con qué está hecho es todavía más apasionante! Es verdad, que el fin de la ciencia no es la contemplación pero pienso que su inicio sí. Que no hay tanta diferencia entre ciencias y letras, y si no que les pregunten a los primeros filósofos! Y que es bueno que nos especialicemos, pero a veces, no habría que buscar y enfatizar tanto la diferencia y deberíamos aprender a comprender y a compartir conocimientos. Al fin y al cabo, qué sería de la ciencia sin la filosofía?

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  8. La filosofía es una vocación que consite en dos cosas principalmente: contemplar lo real y comunicarlo a los demás.
    El filosofó es un niño pequeño con un alfiler que tiene el encargo de ir pinchando todas las falsas ideas, todas las apariencias artificiales que producen los hombres para negarse a sí mismos. Ciertamente lo que le motiva es que cuando se revienta la burbuja de apariencias, lo real es manifiestamente mejor.

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  9. Yo, como tú, como Dolores, como Amaya; también estudio lo que estudio por admiración. Porque pensaba que lo que me sorprendían eran las noticias, pero no. Me gusta pensar que soy una "Mafalda" que se asombra con piedras del camino. Ya sea una puesta de sol, un objeto abandonado, un gesto... Y es verdad que a veces esa soledad de la que hablas es una solución. Me asombro de algo y sonrío para mí misma. A veces intento mostrárselo a alguien, pero si no lo va a ver estupendo... Y otras veces guardo esos detalles en mi memoria y pienso que un artista (como Van Gogh) lo entendería. Y me anima pensar que quizás algún día pueda mostrarlo en una pantalla y hacer que al menos una persona capte ese matiz especial y se asombre en silencio.

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  10. Dolores, qué alegría ver un comentario tuyo. Sobre todo por la visión científica de la admiración, que en el fondo es la misma que la admiración filosófica. Por eso estoy totalmente de acuerdo con que la diferencia entre ciencias y letras es mínima y que su inicio es el mismo. Supongo que por eso me costó tanto elegir entre una y otra cosa, y aún hoy me siento un poco de ambas. Si por mí fuera estudiaría también biología... por lo que dices, porque poder captar mejor la racionalidad con lo que está hecho todo es admirable, es como poder tocar un poco un misterio que nos supera infinitamente. ¡Es impresionante! Y en el fondo, esa visión de la realidad que tienen los científicos también me da un poco de envidia (de la buena, claramente) :)

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  11. María, eso es lo "guay" del arte: que también surge de la admiración y de ella se alimenta, pero esa cierta soledad siempre encuentra una salida a través del mismo arte. Esas cosas que se guardan se van uniendo para luego estallar, por así decirlo, en la obra del artista, en una película o algo similar en tu caso, en cuadro o una escultura en el caso de LupeinS. Por eso alguna vez he pensando que me cuesta no ser artista, que por más que quisiera, en el fondo sé que no lo soy porque me falta la chispa y la naturalidad para que salgan las cosas con la fluidez propia.
    Tú sí que eres artista. Ayer estuve buscando a un profesor de tu carrera (Latorre) y estuve mirando el cartel de la peli "La habitación de Fermat" con los autógrafos de los directores agradeciendo a fcom... Espero ver el tuyo también ahí en los próximos años.

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  12. Estoy profundamente admirada por el contenido de este post, e igualmente admirada por la cantidad de comentarios que tiene. Toda esta admiración no se podía quedar dentro de mí, y ha desbordado en un comentario (comentario que nadie leerá ya que lo leo todo tan tarde que parece que viviera en Canarias en vez de en Madrid).

    Me alegra ver, el comentario en el que respondes a Dolores, que no has renegado de la bióloga que tienes dentro. Yo he comprobado que, frecuentemente, a las personas con alma de filósofa (porque no todas ellas estudian Filosofía), les gusta mucho la Biología. Y es que un biólogo puede estar admirándose cada día de todo lo que ve, tenga que ver con su especialidad o no, y por eso es capaz de disfrutar con asignaturas tan distintas entre ellas.

    Lo de la soledad también es cierto, porque aún no he conseguido que nadie comprenda mi profunda admiración hacia que la fruta, siendo algo natural, tenga unos colores tan vivos y primarios, o que una flor de apenas unos centímetros de tamaño, que nadie ve a no ser que esté herborizando, pueda ser tan perfecta como un lilium de floristería.

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