Estaba pensando hoy, 5 de junio, en todas las cosas que pudieron ser y no son, lo cual es algo muy tonto, ineficaz y una pérdida de tiempo inadmisible, y he terminado pensando en la literatura, que es precisamente todo aquello que pudo no ser y es, lo cual es, sencillamente, maravilloso. No hay modo de explicar racionalmente una gran obra. Tantas cosas pudieron haber fallado, tantas convergencias incomprensibles, que sólo puede admirarse como un milagro. Toda la literatura es una opción por la existencia, es toda ella un canto a la realidad, aun cuando parezca un lamento.
La nostalgia del día de hoy podría transformarse en elegía si fuese un poema. Y qué distinto sería. Sería, por lo menos, que no es poco. Cantar es un modo de recuperar de lo perdido, lo más cercano a apresar la forma que se nos escapa. Poder atisbar la belleza, aunque nunca la poseamos, es ya una ocasión de gozo.
Qué alegría, entonces, haber leído esta chincheta de EG-M (via), que me ha parecido bellísima: "La elegía no es más que un himno que llega con retraso". Qué luz se hace de repente sobre todo paraíso perdido, que vuelve, renovado, en el canto, más puro por el fuego de la pérdida y el tiempo. Basta un canto agradecido para recuperarlo.
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