Dar clases a niñas de 11 años es una de las cosas más ¿? (sic), no sé, que he hecho en mi vida. Pero esta semana hemos visto un corto animado, el famoso "Fantastic flying books", y ha surgido algo mágico. Todavía son niñas, ingenuas, aún inmunes al estar de vuelta la adolescencia. Todavía se admiran, vamos, que es el comienzo de todo lo bueno.
Les pedí que escribieran algo, lo que fuera, y las he leído —quién diría— con emoción. Pero, entre todo lo que han dicho, me quedo con esta frase, que ni siquiera sé quién escribió pues olvidó poner su nombre: “Los libros, en cualquier parte que estemos, estarán siempre
con nosotros, como si fueran nuestra madre”.
Qué bien aparece ahí la madre. Qué consuelo para cuando no está cerca o cuando ya no esté. Todo lo que pueda ir siempre con nosotros, como diría el sabio griego ("todo lo que tengo lo llevo conmigo"), es un recuerdo vivo de nuestra madre. Lo único verdaderamente incondicional que tenemos.
Una amiga me enseñó cómo diferenciar los árboles y cómo reconocer las estrellas bajo el pretexto de que allá donde fuera unos y otros siempre estarían conmigo. Algo así, supongo, puede decirse de los libros.
ResponderEliminarHay futuro, Marcela, púleles!
Los libros han sido tan esenciales en mi vida, que quisiera transmitir esa idea a todos los que me importan. Tu puedes hacerlo, utiliza ese poder, por favor
ResponderEliminarMarce, sé que eres una escritora. Me gustaría que me contaras por qué empezaste a escribir, de dónde salió el primer empujón.
ResponderEliminarEspero tu historia en http://laotramediaveronica.blogspot.com/2013/03/eres-escritor.html
Un abrazo!